Susa Montesinos.
domingo, 3 de septiembre de 2017
Cansada
Susa Montesinos.
viernes, 1 de septiembre de 2017
Esto del Tuenti...
viernes, 28 de abril de 2017
6. (Querido acosador, texto para el concurso de literatura epistolar amorosa 2017 de Calamocha)
Después de tantos años, me aventuro a escribirte estas líneas, pero no sé si te las tomarás como de amor o de odio hacia tu persona.
¿Sabes? Me cuesta un mundo recordar tu cara, pero no el miedo que me hiciste pasar. Las piedras volando hacia mi cabeza, los insultos hirientes hacia mi persona y las críticas y rumores falsos a mis espaldas.
Aún permanecen en mi memoria aquellas noches en las que era incapaz de dormir porque al día siguiente tocaba aquella asignatura en la que el profesor se enfrascaba en la pizarra y tú aprovechabas para hacer de esa hora un infierno para mí.
Me gustaría preguntarte una cosa: ¿Por qué lo hacías? ¿Era ese tipo de amor sádico que intenta cambiar al otro a base de dolor? ¿O te excitaba el verme llorar desconsolada al ver que los profesores me obviaban?
También me gustaría darte las gracias. Me hice un tatuaje para recordarme día a día el hecho de haber sobrevivido a tu hiriente cariño. Pero también me dejaste clavado un puñal en mi corazón que se entierra un poquito cada vez que leo en Facebook u oigo en la tele sobre un caso de acoso escolar. No te puedo negar que eso me duele mil veces más que la aguja que introdujo la tinta en mi piel.
No sé si amarte u odiarte por haber hecho de mí la mujer que soy hoy, pero tengo la certeza de que tú ayudaste a ello.
martes, 25 de abril de 2017
5. (Poema)
Quisiera volver a los noventa,
A mi dulce infancia.
A los juegos en el patio,
Donde una canasta era barco
Y nosotros sus piratas.
Quisiera volver a los noventa,
A la pueril inocencia.
Una lección era un mundo,
Los carretes, un tesoro
Y el verano, alegría.
¡Maldito seas, tiempo!
¿Por qué me apartaste
De la candidez?
Yo no hice delito
Para sufrir tal castigo.
martes, 21 de marzo de 2017
4. (Madrid)
Reina con corona de humo, cuyos súbditos sólo necesitan de una baldosa para bailar y con un pasado glorioso.
Por la que en cuyas venas de hierro circulan sin cesar trenes que traquetean sin cesar y en los que la gente viaja absorta, bajo unos imponentes edificios que si hablaran contarían mil y una historias de ti. Has vivido guerras, explosiones culturales y miseria, pero aún sigues en pie, alta y orgullosa.
Todos los rincones de tu cuerpo huelen a historia, cultura, vida y vecindad. A jardines y flores que ignoran los cielos grises que cubren tu cabeza. Un oso y un madroño te guardan de todo mal y te acompañan desde tu ombligo, kilómetro cero de todo lo que te rodea.
¿Me dirás algún día si le robaste las estrellas a la Osa Mayor para coserlas a tu roja capa? Porque la gente rumorea eso de ti.
A pesar de que a veces te me aparezcas gris como las piedras y otras veces florida y multicolor, he de decirte que te amo. Te amo y te añoro, y desearía volver algún día a tus brazos para que me cuentes bellas o tristes historias de tu pasado.
lunes, 13 de marzo de 2017
3. (A mi abuelo)
Alfambra, río rojo.
¿Ves? No he olvidado tus lecciones, ni siquiera la de los tres tercios de la fotografía.
jueves, 9 de marzo de 2017
2. (Las torres)
Humo. Sólo humo era lo que se veía en aquel televisor de mi casa. Fue tal el shock que ni siquiera el locutor hablaba. Tampoco mi padre era capaz de decir nada mientras comía.
Al rato, se desató el terror en las cadenas televisivas. Unos aviones habían colisionado contra las Torres Gemelas y las almas segadas se sempezaron a contar por miles.
Después (no recuerdo el lapso debido a mi corta edad) emitieron un vídeo. En él salía un hombre con turbante que alegaba ser el actor intelectual de aquel infierno en la Tierra que se estaba viviendo en una de las mayores metrópolis del planeta. Se excusó alegando absurdos temas religiosos.
Mis ojos infantiles no supieron vaticinar que lo peor vendría después...
sábado, 4 de marzo de 2017
1. (El tatuaje)
Vienen a mi mente recuerdos de ayer, cuando varias agujas manejadas por una mano diestra hirieron mis muslos para crear patrones con tinta negra. Es un dolor con un punto placentero y según los antiguos es una experiencia mística.
Hay momentos dulces, pero cuando las líneas se juntan el nivel de dolor sube, aunque en mi caso no demasiado debido a la carne que amortigua.
Mi mente vuelve al hoy, a la yo desnuda en el baño de mi casa. Ya tengo el agua a mi gusto y el gel preparado. Me meto en la ducha y surge un problema: Aquella mano diestra envolvió mis muslos, ahora levemente ensangrentados, en papel film y los aseguró a mi cuerpo con esparadrapo.
A ver cómo salgo de ésta sin despertar al resto de la casa. Quizá no todas las experiencias religiosas sean tan gratificantes como lo venden las religiones.