lunes, 13 de marzo de 2017

3. (A mi abuelo)

A ti, que me enseñaste que el saber era esencial.

A quien me negué a llamar "abuelo" porque me parecías demasiado joven para serlo. Pero no por ello menos digno de respeto.

Estabas tan enamorado de Teruel, tu Teruel, que cada calle y cada ladrillo de las torres mudéjares me recuerdan a tu grave y oscura voz con la que podrías haber sido locutor de radio y no quisiste, pues tu vocación fue la de maestro. Aunque para mí fuiste un maestro de la vida, porque siempre me pedías que recordara todo para contarlo a mis hijos en nuestros largos paseos.

Guadalaviar, río blanco.
Alfambra, río rojo.
¿Ves? No he olvidado tus lecciones, ni siquiera la de los tres tercios de la fotografía.
Tú eras el hombre más humilde pero te ganabas el respeto de todos y te llamaban "Don Ángel".
Hoy he ido a visitarte a tu tumba para pedirte consejo, cono esos que me dabas cuando iba a tu casa a hacer los deberes porque me eran muy complicados. Pero quiero escribirte para que me vuelvas a iluminar con tu saber. Quiero merecerme y ganarme ese "te pareces a tu abuelo Ángel".

A veces busco esa voz grave, pero solo encuentro silencio.

Con cariño, tu nieta.

P.D. Me he dado cuenta de una cosa al leer tu lápida. Con el invierno viniste y con el invierno te fuiste.



1 comentario:

  1. Pues si que se le extraña. Estábamos en contacto y se gano mi respeto como persona y como fotógrafo. Y si que te pareces a tu abuelo!

    ResponderEliminar