martes, 21 de marzo de 2017

4. (Madrid)

Reina con corona de humo, cuyos súbditos sólo necesitan de una baldosa para bailar y con un pasado glorioso.

Por la que en cuyas venas de hierro circulan sin cesar trenes que traquetean sin cesar y en los que la gente viaja absorta, bajo unos imponentes edificios que si hablaran contarían mil y una historias de ti. Has vivido guerras, explosiones culturales y miseria, pero aún sigues en pie, alta y orgullosa.

Todos los rincones de tu cuerpo huelen a historia, cultura, vida y vecindad. A jardines y flores que ignoran los cielos grises que cubren tu cabeza. Un oso y un madroño te guardan de todo mal y te acompañan desde tu ombligo, kilómetro cero de todo lo que te rodea.

¿Me dirás algún día si le robaste las estrellas a la Osa Mayor para coserlas a tu roja capa? Porque la gente rumorea eso de ti.

A pesar de que a veces te me aparezcas gris como las piedras y otras veces florida y multicolor, he de decirte que te amo. Te amo y te añoro, y desearía volver algún día a tus brazos para que me cuentes bellas o tristes historias de tu pasado.

lunes, 13 de marzo de 2017

3. (A mi abuelo)

A ti, que me enseñaste que el saber era esencial.

A quien me negué a llamar "abuelo" porque me parecías demasiado joven para serlo. Pero no por ello menos digno de respeto.

Estabas tan enamorado de Teruel, tu Teruel, que cada calle y cada ladrillo de las torres mudéjares me recuerdan a tu grave y oscura voz con la que podrías haber sido locutor de radio y no quisiste, pues tu vocación fue la de maestro. Aunque para mí fuiste un maestro de la vida, porque siempre me pedías que recordara todo para contarlo a mis hijos en nuestros largos paseos.

Guadalaviar, río blanco.
Alfambra, río rojo.
¿Ves? No he olvidado tus lecciones, ni siquiera la de los tres tercios de la fotografía.
Tú eras el hombre más humilde pero te ganabas el respeto de todos y te llamaban "Don Ángel".
Hoy he ido a visitarte a tu tumba para pedirte consejo, cono esos que me dabas cuando iba a tu casa a hacer los deberes porque me eran muy complicados. Pero quiero escribirte para que me vuelvas a iluminar con tu saber. Quiero merecerme y ganarme ese "te pareces a tu abuelo Ángel".

A veces busco esa voz grave, pero solo encuentro silencio.

Con cariño, tu nieta.

P.D. Me he dado cuenta de una cosa al leer tu lápida. Con el invierno viniste y con el invierno te fuiste.



jueves, 9 de marzo de 2017

2. (Las torres)

Humo. Sólo humo era lo que se veía en aquel televisor de mi casa. Fue tal el shock que ni siquiera el locutor hablaba. Tampoco mi padre era capaz de decir nada mientras comía.

Al rato, se desató el terror en las cadenas televisivas. Unos aviones habían colisionado contra las Torres Gemelas y las almas segadas se sempezaron a contar por miles.

Después (no recuerdo el lapso debido a mi corta edad) emitieron un vídeo. En él salía un hombre con turbante que alegaba ser el actor intelectual de aquel infierno en la Tierra que se estaba viviendo en una de las mayores metrópolis del planeta. Se excusó alegando absurdos temas religiosos.

Mis ojos infantiles no supieron vaticinar que lo peor vendría después...

sábado, 4 de marzo de 2017

1. (El tatuaje)

Me desnudo y tiro mi ropa a un rincón del cuarto de baño, dispuesta a darme una buena ducha. Pero un escozor me trae memorias de ese momento.

Vienen a mi mente recuerdos de ayer, cuando varias agujas manejadas por una mano diestra hirieron mis muslos para crear patrones con tinta negra. Es un dolor con un  punto placentero y según los antiguos es una experiencia mística.

Hay momentos dulces, pero cuando las líneas se juntan el nivel de dolor sube, aunque en mi caso no demasiado debido a la carne que amortigua.

Mi mente vuelve al hoy, a la yo desnuda en el baño de mi casa. Ya tengo el agua a mi gusto y el gel preparado. Me meto en la ducha y surge un problema: Aquella mano diestra envolvió mis muslos, ahora levemente ensangrentados, en papel film y los aseguró a mi cuerpo con esparadrapo.

A ver cómo salgo de ésta sin despertar al resto de la casa. Quizá no todas las experiencias religiosas sean tan gratificantes como lo venden las religiones.